El escándalo de Milli Vanilli.
El origen de esta historia se remonta a los años ‘70. En esa época, Frank Farian ya triunfaba como productor
y compositor de Boney M, un grupo integrado por cuatro atractivos y exóticos antillanos que hacían las delicias de todas las pistas de baile de la época.
Sus canciones pegadizas, sumadas a la imagen de los cuatro bailarines-cantantes hicieron que el grupo vendiera nada menos que 150 millones de discos. Hacia 1986, cuando el éxito empezó a desvanecerse, el grupo se disolvió y Farian empezó a buscar otros candidatos para repetir la fórmula. Y entonces conoció personalmente al francés Fabrice “Fab” Morvan y al alemán Rob Pilatus, a quien ya había visto en televisión.
Cuando los contempló en el escenario, bailando al ritmo de las canciones de la estrella pop italiana Sabrina Salerno, supo que eran la fachada que estaba necesitando. Jóvenes, negros, con rastas, abdominales marcados, ojos claros en el caso de Rob y grandes dotes de bailarines: una combinación irresistible.
Farian se les acercó, o ellos se le acercaron a él. No está claro: la cuestión es que alguien los presentó y ahí mismo quedaron en formar un dúo que interpretaría canciones en inglés. Se llamaría Milli Vanilli, como una discoteca alemana a la que Farian iba en su juventud.
El productor sería también el compositor de las canciones. Las tocarían y grabarían músicos contratados por él. Y quienes pondrían el cuerpo para venderlas serían estos dos adonis afrodescendientes. Dicho y hecho, incorporó a Charles Shaw, John Davis y Brad Howell, y los metió en un estudio de grabación para que empezaran a hacer realidad el plan.
El disco debut de Milli Vanilli se llamó All or Nothing y fue lanzado en noviembre de 1988 con éxito: trepó a la cima de los rankings de la industria en España, Austria, Gran Bretaña, Alemania y otros países europeos. En la tapa del disco había una foto de Morvan y Pilatus, pero en ningún lado decía quién cantaba.
El error lo cometieron en los Estados Unidos. Gracias al éxito en Europa, ahí Arista Records editó el disco se lanzó en marzo de 1989 con el nombre de la canción de mayor éxito, Girl You Know It's True. Pero en los créditos, Morvan y Pilatus aparecían como los cantantes, un detalle que tiempo más tarde sería clave porque permitiría que los acusaran de fraude.
Ese mismo año, Charles Shaw le reveló a un diario que en realidad eran él y otra persona los verdaderos cantantes. Pero Farian le pagó dinero para que se retractara públicamente, y un tiempo después Shaw se desvinculó del grupo fantasma. Lo reemplazó un tal John Davis, y la farsa siguió adelante.
En los Estados Unidos el fenómeno Milli Vanilli explotó. Gracias a Girl You Know It’s True y Baby Don't Forget My Number (compuesta por Farian, Brad Howell y Diane Warren) vendieron siete millones de copias y alcanzaron el codiciado disco de platino. Morvan y Pilatus empezaron a tener una gran exposición pública y a llamar la atención por su rudimentario inglés, de marcado acento europeo, que contrastaba con el de las canciones.
Seguían apareciendo hits: Girl I’m Gonna Miss You y Blame It on the Rain también llegaron al número 1 de los rankings durante 1989. A fin de ese año las costuras del Frankenstein musical empezaron a quedar a la vista. Durante un recital en Bristol (Connecticut), el playback falló y, ante una multitud de quince mil personas, quedó sonando en loop el estribillo de Girl You Know It's True.
Rob Pilatus no pudo sostener la situación y salió corriendo del escenario. Pero lo convencieron de seguir el concierto y el show continuó como si nada. Algunos periodistas, sin embargo, empezaron a preguntarse cómo el inglés de las canciones era impecable, mientras que en las entrevistas les costaba decir dos frases seguidas.
Era una época previa a Internet: todavía no existía el
término “viral”, y los rumores y los comentarios maliciosos no viajaban a
la velocidad que lo hacen ahora en las redes sociales. Así que
la pantomima siguió adelante y alcanzó ribetes épicos cuando la
Academia Nacional de Artes y Ciencias de la Grabación de Estados Unidos
quiso mostrar una imagen más juvenil y menos conservadora y nominó a ese
dúo que ya había vendido seis millones de copias.
“Al principio nos emocionamos por estar nominados al Grammy, pero después nos dimos cuenta de que nuestro secreto estaba en peligro porque si ganábamos tendríamos una exposición masiva”, recordó Fab Morvan a principios de este año en una entrevista con el sitio Yahoo.
“Mientras íbamos al Shrine Auditorium en la limusina, rezábamos para que se lo dieran a Indigo Girls, a Tone Loc o a Soul II Soul, pero por favor a nosotros no. Cuando dijeron nuestro nombre me quedé en shock porque, de repente, el mundo estaba mirándonos más de cerca”.
En las entrevistas, él prácticamente no abría la boca. Pero con el Grammy y también el prestigioso American Music Award en la mano, Pilatus se agrandó y lanzó en la revista Time: “Es más difícil cantar una canción de Milli Vanilli que una de los Beatles”. También afirmó que ellos tenían “más talento que Bob Dylan, Paul McCartney y Mick Jagger”.Vaya uno a saber si la fama se les subió a la cabeza o ya no se sentían capaces de sostener la farsa. La cuestión es que Pilatus y Morvan empezaron a presionar a Farian para ser ellos quienes cantaran en el segundo álbum. Y el cerebro de la estafa se vio acorralado y decidió revelar el truco.
Convocó a una conferencia de prensa en la que admitió que los bonitos bailarines sólo ponían la cara, que la marca Milli Vanilli le pertenecía legalmente a él y que el proyecto continuaría sin ellos dos.
“Dos personas en el estudio y otras dos sobre el escenario. Una parte grabada, otra visual. Es una forma de arte en sí misma. ¿Dónde está la traición? ¿Alguien se creía que Village People o los Monkees cantaban sus canciones? La música era fantástica, la gente estaba contenta, ¿cuál es el problema entonces? Por favor, todo el mundo lleva 25 años haciéndolo. Madonna, Janet Jackson: todos esos espectáculos con coreografías perfectas que el público exige ahora”, declaró el 14 de noviembre de 1990.
La carroza se convirtió instantáneamente en calabaza. Cuatro días después de la confesión, a Milli Vanilli se les quitó Grammy. Por su parte, Arista Records sacó su disco y sus simples de sus catálogos. En los Estados Unidos se presentaron 25 demandas colectivas exigiendo la devolución del dinero de discos, entradas de conciertos y productos de merchandising. La discográfica llegó a un acuerdo que establecía que quienes habían comprado el disco recibirían una devolución sobre el precio que habían pagado.
Pilatus y Morvan también dieron una conferencia de prensa. “Llevábamos dos años temiendo que este día llegase. Lloramos mucho, pero en el fondo queríamos que ocurriese. Me alegro de poder contárselo a nuestros fans. No los decepcionaremos, prometo que pronto tendremos un álbum con nuestras voces reales en el que demostraremos nuestro talento”, se comprometió Pilatus.
En 1991, Frank Farian quiso volver el tiempo atrás y hacer lo que no había hecho originalmente. Esto es, presentar un grupo con los cinco integrantes verdaderos. Se llamó The Real Milli Vanilli, pero el disco que lanzaron fue recibido con indiferencia. Y eso que se llamaba Moment of Truth (El momento de la verdad).
Por su parte, la pareja original también volvió a probar suerte. Formaron el dúo Rob & Fab y grabaron un disco interpretando realmente sus canciones, pero apenas vendieron tres mil copias. Después de ese fracaso, sus caminos se separaron.
Hubo otro intento de reflotar al dúo. Fue en 1998, luego de la reconciliación de Pilatus y Morvan con Farian, que les propuso grabar otro disco con sus voces reales, esta vez producido por él, con el nombre Back and in Attack. Pero el plan se frustró por la inesperada muerte de Pilatus, que el 2 de abril de 1998 apareció sin vida en Frankfurt, Alemania. Había tomado una enorme cantidad de tranquilizantes y alcohol. Tenía 32 años.
¿Y que pasaba con Boney M entonces?...
Como era de esperar y se descubrió mas tarde, gracias al caso de Milli Vanilli, el señor Frank Farian resultaba ser un Doctor Frankenstein de la música. Habia hecho lo mismo con Boney M...
En 1975 estaba buscando actores que hicieran playback en la televisión de su éxito "Baby do you wanna Bump". El sencillo iba firmado por un grupo inexistente llamado Boney M. Era un híbrido que sonaba como una especie de ABBA compuesto de jamaicanos negros haciendo música disco: una melodía pegadiza, una voz masculina forzadamente profunda y coros femeninos.Farian inventa una formación: las cantantes jamaicanas Liz Mitchell y Marcia Barrett; la ex modelo de Monserrat Maizie Williams y el bailarín Bobby Farrell, cuyo exótico aspecto y gimnástica forma de bailar eran perfectas para ejercer de líder. Lo de menos era que no fuera vocalista. Era un secreto a voces, que casi todo el mundo sabía y a casi nadie importaba: Farian interpretaba las partes masculinas en el estudio y Mitchell y Barrett, las femeninas. Farrell, con su melena afro, su pelo en pecho, sus estilismos imposibles y sus movimientos espasmódicos era el espectáculo total y daba el pego en directo. El experimento funciona y deciden darle continuidad.
Pero el posterior éxito de Boney M desbordó todas las previsiones. Sus cuatro primeros discos, uno al año desde 1976 hasta 1979, vendieron más de 40 millones de copias. Tuvieron 15 números uno en Alemania y 22 de sus canciones entraron en el top ten británico, cinco de ellas en el número uno. Son temas que ahora están en el imaginario popular: Belfast, Rivers of Babylon, Ma Baker... Su sencillo Daddy cool fue el más vendido en las islas en 1978, donde les recibió la Reina Isabel II y la revista Time les dedica una página...
Consiguen hitos entre legendarios y cómicos: van de gira a la Unión Soviética, cuenta la leyenda que reclamados por el mismísimo líder del politburó, Leónidas Breznev, con la condición de no cantar Rasputín. Se meten en fregados impropios de bandas prefabricadas: en 1979 publican El Lute, un tema dedicado a Eleuterio Sánchez, "una especie de Robin Hood español", en palabras de Farian.
A partir de 1980 la cosa se complica. Farrell desarrolla modos de diva. Llega tarde a los directos, olvida las letras de canciones que simplemente tenía que fingir que cantaba y al mismo tiempo reclama insistentemente a Farian que le deje participar en las grabaciones. Finalmente, es expulsado de la banda por "poco fiable" pero sus sustitutos no funcionan y se le vuelve a admitir. En parte era una revuelta interna. Las tensiones en el grupo, a causa del dinero, empezaban a ser insoportables: eran la exportación musical más rentable de Alemania, pero Farian los dirigía con mano de hierro y se llevaba el grueso de los ingresos, dejando a los interpretes de escenario apenas el 9%.
A partir de ahí, todo fueron escándalos y desavenencias entre los integrantes del grupo. Jamas volvieron a estar juntos.
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