La agencia espacial estadounidense (NASA) ha vuelto a hacer historia, culminando con éxito la primera prueba de defensa de la humanidad contra asteroides por impacto cinético. Un experimento de más de 330 millones de dólares que lleva años gestándose y en el que han participado cientos de organizaciones y entidades, entre ellas la Agencia Espacial Europea (ESA).
Durante la madrugada de este pasado martes, la nave espacial DART -siglas en inglés de ‘prueba de redireccionamiento de doble asteroide’- se ha estrellado cual avión kamikaze contra el asteroide Dimorphos, una roca de 160 metros que se encuentra 11 millones de kilómetros de nuestro planeta. Acertar en ese ‘pequeño’ blanco a esa distancia y yendo a unos 22.000 kilómetros por hora ya es de por sí una proeza. Pero es que, además, lo ha hecho navegando de forma autónoma durante el último tramo del recorrido y grabando y transmitiendo en todo momento lo que tenía delante. Todo gracias a las últimas tecnologías que incorporaba la sonda de la NASA.
Dar en la diana no era una tarea fácil; hablamos de un objeto de 160 metros y de un cuerpo que en el momento del impacto estará a 11 millones de kilómetros de la Tierra. Fue como acertar en un hoyo de golf... en la Luna. Además, había otra complicación, que es el hecho de que las últimas cuatro horas de navegación de DART han sido autónomas, es decir, mediante un algoritmo que ha localizado el objetivo y ha llevado a la sonda hasta dar en el blanco.
¿Qué se pretende lograr con la misión?
Si bien ni Dimorphos ni Didymos representa una amenaza para la Tierra, esta maniobra pretende ayudarnos en la defensa ante objetos potencialmente peligrosos que podrían devastar ciudades o regiones de nuestro planeta. Es decir: este sistema binario de asteroides es un campo de pruebas para una futura amenaza real.
Desde hace años, varios observatorios en distintos puntos de nuestro planeta rastrean el cielo nocturno en busca de uno de estos dañinos visitantes. Hasta ahora se han descubierto unos 20.000 asteroides cuya órbita puede acercarlos a nuestro planeta. La NASA considera peligroso cualquiera que supere los 140 metros de diámetro y pueda aproximarse a menos de 10 millones de kilómetros, lo que se traduce en unos 5.000 en total. No obstante, aseguran que de momento no hay riesgo para los próximos 100 años -si bien solo se ha rastreado alrededor del 40% de esos objetos-.