Hoy se cumplen 128 años de la conocida como "la gran
nevadona" o "la nevadona de los tres ochos" que mantuvo incomunicada la
Meseta con Asturias y Cantabria durante un total de doce días ya que las
precipitaciones en forma de nieve alcanzaron los cuatro metros en la
localidad leonesa de Villamanín --también afectó a la estación de
Busdongo-- y taparon las bocas de los túneles del ferrocarril.
Ante las consecuencias de la gran nevada de la que se tiene
recuerdo en Cantabria y Asturias --nevó de forma continuada hasta el día
20, episodio al que siguió otra gran nevada que se prolongó hasta el 20
de marzo sumado a fuertes heladas--, la compañía ferroviaria movilizó
todos los recursos humanos --250 obreros-- aunque sus esfuerzos no
tuvieron resultado por los continuos aludes que se producían, a lo que
se sumaban los efectos de las fortísimas ventiscas que hacían inviable
los trabajos de espaleo en las vías.
Según cuenta la historia, era tan fuertes las ventiscas que el
viento introducían la nieve en el interior de los túneles hasta 70
metros lo que derivó en casos de túneles atiborrados de nieve al llegar
por ambas bocas. Además, máquinas y vagones desaparecieron bajo la nieve
que caía "a puñados".
Ante la falta resultados en los trabajos de los empleados de Renfe
finalmente se incorporaron a las labores de limpieza de los túneles y
de las vías 900 soldados lo que permitió que el día 26 de febrero
cruzara Pajares el primer convoy que había estado detenido en la
estación de León desde principios de la gran nevada.
Según consta en algunos documentos, un grupo de hombres que
intentaba pasar de León a Asturias siguiendo la vía férrea tuvo que
arrastrarse para poder salir de los túneles del ferrocarril debido a la
altura de la nieve. En algunos puntos de la ruta en la zona de Pajares
llegaron a abrir un surco sobre los tejados de los edificios.
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