Pero al menos esta historia la podrás leer en este blog. Porque para la biodiversidad, tan importante es un oso como una mosca. Y esta mosca resucitada es buen ejemplo de ello.
La distribución conocida de Thyreophora cynophila, como se llama el pequeño insecto, se limitaba al centro de Europa, en concreto a Alemania, Austria y Francia. Pero desde 1849 no se volvió a encontrar un ejemplar vivo. Se convirtió así en el único díptero extinguido del continente.
Para sorpresa de los expertos, la mosca ha sido redescubierta este año muy lejos de donde fue vista por última vez: en la Sierra de Guadarrama (Madrid) y en la Sierra de Cebollera (La Rioja). Nunca antes una especie europea considerada “globalmente extinguida” había aparecido a miles de kilómetros de distancia más de siglo y medio después de darse por desaparecida.
¿Fugitiva en España? Nada de eso. Siempre estuvo aquí, pero como la entomología interesa tan poco a la opinión pública, políticos y gestores no la consideran prioritaria en el mantenimiento de la biodiversidad. Su estudio se deja al albur de las casualidades. Y así progresamos en Ciencia. Más por el entusiasmo de unos pocos que por políticas ministeriales.
Qué buena noticia ¿verdad? Pues quizá no tanto, pues la aparición de este bichito de galáctica cabeza anaranjada nos hace responsables de su futuro. Y eso de dedicar dinero a investigar una mosca, e incluso de parar proyectos urbanísticos por culpa de una mosca, parece ciencia ficción en un país como el nuestro donde una mosca es poco más que una jodida mosca.
En este vídeo os cuentan toda la historia de tan increíble insecto y de su más increíble redescubrimiento.
Fuente: CronicaVerde
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