En situaciones con iluminación difusa —en general de interior— o en días nublados, las pupilas están dilatadas para aprovechar mejor la escasa luz. Si en ese instante realizamos una fotografía, la luz del flash ilumina la parte interna de los ojos y rebota en las retinas proyectando el color rojo de los vasos sanguíneos que irrigan la retina.
Esto ocurre siempre que la luz del flash incida de manera frontal y la distancia sea relativamente corta. Y que se mire directamente a la cámara, claro. Y suele ser un efecto más evidente en niños y en ojos claros, pues son más sensibles a la luz.
¿Y cómo se evita?
En un estudio fotográfico, el profesional utiliza muchas luces para mejorar la iluminación general. Con ello mejora la calidad de la foto y evita los ojos rojos, pues la pupila se contrae ante el exceso de luz.Con un flash separado del objetivo (10 ó 20 cm por encima de él).
Con un flash colocado a varios metros de la cámara.
Flash parpadeante que realize unos fogonazos previos al definitivo con el objetivo de aclimatar el tamaño de la pupila.Mediante el tratamiento posterior con software.
Utilizando una cámara con opcion de reduccion de ojos rojos.
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