Todos escuchamos alguna vez la historia de Robin Hood, el habilidoso arquero que robaba a los ricos para los pobres. Sin que necesariamente formemos parte de la cultura inglesa, conocemos su leyenda, cuya vigencia se mantiene, más que nada, gracias a la narración oral.
El origen de la leyenda de Robin Hood es bastante oscuro. La primera referencia literaria de Robin Hood proviene de una mención en Piers Plowman (Pedro el Labrador), un poema inglés escrito aproximadamente en 1377. En el siglo XV, Robin Hood se menciona en las narraciones de Lyttle Geste od Robyn Hode, Robin Hood and the Monk, y las historias de Robin Hoode his Death, Robin Hood and Guy of Gisborne, y Robin Hood and the Curtal Friar.
Pero, según la leyenda, Robin Hood vivió en los siglos XII o XIII, antes de lo que cuentan estas narraciones. Lo que sí confirma el cuerpo literario es que la región septentrional de Barnsdale y el Bosque de Sherwood estaba colmada de fugitivos y ladrones.
La verdad es que las fuentes son muchas y confusas, por eso existen varios candidatos que podrían haber sido Robin Hood.
Una opción es un tal Robert Hod, luego llamado Hobbehod, quien era un arrendatario del arzobispo de York durante el reinado de Enrique III (hijo de Juan Sin Tierra). Hay archivos legales que demuestran que se trataba de un fugitivo, que fue convocado en 1225 ante su señor (el arzobispo) y huyó.
Por otro lado, en 1852, el historiador victoriano Joseph Hunter afirmó haber encontrado al verdadero Robin Hood bajo el nombre de Robert Hood, mencionado en los archivos reales como un sirviente del rey Eduardo II. Más tarde, Hunter descubrió el mismo nombre (aunque no necesariamente al mismo hombre) en unos pergaminos originarios de Wakefield, que incluye la famosa región de Barnsdale, uno de los hogares legendarios del fugitivo.
La búsqueda por el verdadero Robin Hood se complica ya que Hood, Hod, y Hoder eran apellidos muy comunes en la Inglaterra medieval, lo mismo pasaba con los nombres Robert y Robin. Lo cierto es que la palabra “Robinhood” se convirtió pronto en un apodo que utilizaron muchos oficiales para describir a los exiliados de la ley. Hay evidencias de al menos 8 personas antes de 1300 a las que se le adjudicaron el seudónimo. De hecho, la palabra “hood” sigue significando “gángster” o “persona fuera de la ley” en Norteamérica.
Hoy por hoy, la identidad del verdadero Robin Hood sigue tan escurridiza como lo fuera el legendario personaje. Pero una cosa es cierta: su popularidad en la actualidad es tan grande como lo fue en un principio.
Fuente: sobrehistoria.com
Como molan estas cosas. Buen post
ResponderEliminarmuy bueno e interesante el post ;)
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